Elle 2016.

Os presento una película del director de Robocop, Starship Troppers, Instinto Básico, Showgirls… entre muchas otras: Paul Verhoeven. Un thriller que va sobre una mujer que se encuentra fácilmente bajo el radar de la prensa y la televisión más amarillistas porque su padre es un psicópata en serie que causó el terror en su vecindario cuando ella era una niña. Por ello, ya adulta, cuando es violada por un atacante que irrumpe en su casa, decide no contactar con las autoridades para no azotar al avispero y atraer la atención mediática indeseada. Por lo tanto, decide investigar por su cuenta para descubrir quién demonios, de todos los hombres con los que se codea (que son muchos, con deciros que dirige una empresa de videojuegos) quién de ellos podría ser el agresor. ¿Verdad que suena sugerente? Podría ser un peliculón con una gran tensión cuyo misterio te dejaría pegado en la butaca esperando impaciente la resolución. ¡Y más conociendo al director! Cuando leí esa sinopsis, en un artículo sobre las mejores películas de su año, me atrajo mucho.

Pues quedé tan absolutamente perplejo al terminar de verla… y durante su visionado. Tuve que hacer dos sesiones, partiéndola por la mitad, porque se me estaba haciendo insoportable, tanto que al acabar me puse a mirar críticas en Filmaffinity y en otros blogs a ver si es que no le había pillado la gracia a la propuesta y su desarrollo. Que, oye, yo qué sé, igual no estaba muy atento y me perdí algo. En dichas críticas, me encontré de todo, pero lo que más se repetía eran elogios tales como “es poco convencional”, “es una comedia encubierta” o “tiene más de lo que aparenta a simple vista”. Todas ellas, me dejaron todavía más desconcertado.

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Porque, vale, el resultado es poco ortodoxo, eso no lo puedo negar de ninguna de las maneras. Y también se puede afirmar que tiene algo de comedia, solo un poco, también muy poco usual y me atrevería a decir que me cuesta vislumbrar si es siquiera intencionada. Y que es más de lo que aparenta… pues hombre, no sé, tal y como nos exponen todo realmente podrías colar cualquier tipo de mensaje a conveniencia y quedaría bien, porque como no está nada del todo claro…

Sin más rodeos: el guion es un despropósito colosal. Intencionado, probablemente, pero no por ello tan magnético ni tan sugerente como nos lo venden. La protagonista se supone que está interpretada por una actriz muy reconocida en Francia, Isabelle Huppert, que a mí, personalmente, me ha parecido una Terminator inexpresiva a la que todo se la resbala profundamente. ¿Qué te violan? Lo recoges todo, un bañito y en paz. ¿Que fallece algún ser querido? Oye, yo qué sé, tampoco es algo para tomárselo tan a la tremenda. ¿Descubres que tu nieto posiblemente no sea de tu sangre? Lo dices y lo dejas correr ante la primera negativa, total, que tu hijo se las apañe. ¿Pa qué sacar las cosas de quicio, digo yo? Es el anti-drama, para una comedia podría ser delirante, pero realmente no es ese el enfoque y no sabes bien por qué debería interesarte todo esto, más allá de fliparlo con creces. Seguir a esta señora tan divina y toda pasada de rosca pese a acumular todo trauma inimaginable es una proeza digna de campeonato, porque la implicación emocional es totalmente inexistente entre adulterio y adulterio.

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Que vale, que seguramente los implicados no buscaban tu implicación personal. ¿Crítica social quizá? Leí en algún sitio que hablaba de las máscaras y de la hipocresía de la sociedad. Pues bien, ahí llegamos al punto que comentaba de “puedes dejar el mensaje que te dé la gana”, porque lo único que queda realmente claro es que está destinada a romper todos los tabús posibles y a reaccionar ante cualquier cosa supuestamente notoria de la manera más irracional y frívola imaginable. Quizá sea ese el mensaje, ¿no? Para mí está claro: la historia muestra cómo el ser humano, por mucho que busque la coherencia y el sentido común en su vida, es inherentemente irracional. Suena plausible. Sobre todo porque no quiero pensar más en este menjunje de situaciones inconexas que se dedican a putear a un personaje al que le importa todo un pimiento. En serio, se dice que tiene una gran atmósfera, cosa que da totalmente igual (ni siquiera me transmitió esa sensación) porque el desarrollo es irregular y se dedica a tirarnos cosas a la cara de cualquier manera, sin sentido, solo por el hecho de resultar excéntrico. Que en dos horas eso se hace eterno. Incluso si divides el visionado en dos partes.

Delirante “obra maestra” (según muchos) que hará las delicias a quienes busquen lo “no convencional” a cualquier precio, sin importarles cómo ni por qué. Para ver con unas cervezas y amigos, a ser posible. Lo único que puedo garantizaros que es más divertido comentarla que verla.

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