Juez Dredd (Judge Dredd) 1995.

A veces me pienso, erróneamente, que sé mucho sobre cine de superhéroes, que lo he visto todo y doy por sentado que soy bastante experto en cuanto al género. Pero luego, cuando hago listados o participo en debates, me doy cuenta de que tengo, realmente, muchas películas pendientes. Me faltan por ver «joyas» como Blade Trinity, el Batman de 1966 (el de Adam West, vaya), la de los 4 Fantásticos de Roger Corman (esta tiene que caer, tarde o temprano), Man Thing, The Rocketeer… Y esta que nos ocupa, el Juez Dredd de Stallone, que la conocía de las reseñas del Crítico de la Nostalgia y por fin me he animado a verla para poder argumentar sobre ella con propiedad.

Hay obras que parten de una buena idea y se quedan cojas o directamente desaprovechadas. Pero luego hay otras que desde el principio ya están terriblemente mal planteadas. Esta adaptación del personaje de John Wagner y Ezquerra está entre las segundas. Tras pasar la primera escena con el protagonista deteniendo una guerra entre dos bloques de edificos, te empiezas a dar cuenta de que está en muy malas manos. Y es que Stallone está sobreactuado y ridículo, tan poco comedido y tan pasado de rosca que parece que contagie (o quizá al revés) a quien interpreta a su némesis, un Armand Assante que por momentos es incluso peor. Un dúo interpretativo que ofrece escenas de auténtica comedia involuntaria. Casi da ganas de recomendarla solo para que contempléis cuán absurdos llegan a ser sus gritos y caretos. Mejor en VO, claro, para apreciarlo en su totalidad.

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Y si al menos ellos fueran lo único malo de la cinta… pero resulta que como secundario cómico está un insoportable Rob Schneider, quien no me suele gustar en ningún sitio, pero es que su objetivo aquí es ser directamente repelente y una carga ahostiable. El guion no ayuda, a ninguno de ellos. La trama está absurdamente enrevesada y a poco que intentes buscarle la lógica al plan del villano carece de todo sentido y tiene tantas frases-cliché que casi podrías abrir un reto de chupitos con ellas. Puros años noventa, hasta en la ambientación, que por momentos recuerda a un Arcade de la época, de los que encontrabas en las Salas Recreativas o en los Bares, con pantalla de Final Boss incluida.

La verdad es que es increíble lo poco que entendían o lo poco que les importaba el material de partida a los realizadores de esta espantosa adaptación. Y eso que algunos planos de Mega City (la ciudad donde ocurre la acción) son maravillosos, incluso hay algunos efectos muy currados, acompañados de otros que eran directamente malos incluso en su época (como la mareante y muy mal dirigida escena de las motos voladoras entre hologramas… sólidos destructivos). Hasta el maquillaje es salvable en ocasiones (muy chulo cierto miembro de la familia caníbal), y captan muy bien el aspecto del Juez Dredd, pero se pierde todo al mostrarlo sin casco el 90% del tiempo, cosa que arreglaron en la MUY superior versión de 2012, tan por encima que da vergüenza compararlas. No hay violencia divertida (no es clasificada para adultos, como el cómic o la versión posterior antes citada), no hay crítica, no hay cinismo, no hay nada de lo que hizo relevante a la obra original, está desaprovechada y hecha con plantilla, machacona y cargante.

Pese a todo, no se hace demasiado aburrida, he visto cosas peores. Es solo que, habiendo una adaptación más reciente tan superior, no merece la pena verla, a no ser que tengas una curiosidad insana.

2 comentarios sobre “Juez Dredd (Judge Dredd) 1995.

  1. Por lo menos está Diane Lane, que tiene un papel de pena, pero que siempre ilumina la pantalla cuando aparece. Si no fuera por ella, y por la brillante banda sonora de Alan Silvestri (a la que podríamos añadir el bonus track del tema que compuso Jerry Goldsmith para una banda sonora que no llegó a componer completamente, pero que se puede escuchar en el trailer), sería para quemarla hasta las cenizas.

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