Rareza que, al estar dirigida por Alexandre Aja, tuvo toda mi atención. Es un director que me parece bastante interesante, pese a ser irregular e impredecible. Lo segundo no es un problema, pero lo primero sí te hace desconfiar. El caso es que disfruté bastante con el remake que realizó de Las colinas tienen ojos y su extraña propuesta con el actor protagonista de Harry Potter como reclamo: Horns, que fue más interesante de lo que me esperaba.
Así que empieza esta extraña propuesta y, oye, es la cosa más estrambótica que he visto en mucho tiempo, pero engancha que no veas. Parece la típica película aparentemente infantil pero que va claramente dirigida a adultos, con muchos saltos temporales y dando detalles de la trama a cuentagotas, como si fuese un paso de miguitas de pan que conducen a algo. Lo mejor es, eso, que hasta la cosa más baladí luego realmente tiene su importancia. Las interpretaciones son buenas, por momentos parece un cuento para adultos a lo Tim Burton (el clásico) y por otros da la impresión de estar viendo una película de terror a la vieja usanza, los diálogos aportan bastante, la ambientación está muy conseguida, se ve bastante original… Parece una buena película, ¿no?
Pues lamentablemente naufraga por el final. Esto se debe a que tiene cierto giro sorpresivo que, si bien es bastante ingenioso, no hay forma de creérselo. Es lo malo de una película que no pretende ser realista pero que ofrece una conclusión que no se corresponde a lo que estábamos viendo, se pierde el tono y resulta excesivamente rebuscado. Vamos, que me llevé un buen chascazo. Me gustaría entrar en profundidad, pero entonces entraría en el terreno de los spoilers.
Pues eso, atrayente y curiosa. Desde luego no aburre, otra cosa es que el final te satisfaga. A mí casi me echa a perder todo lo demás. Una pena.
Ovitácora 